Es probablemente la serie más frustrante de las que están en antena. La veo, luego me gusta. La espero, luego me engancha. Pero no puedo dejar de maldecir a sus creadores cada vez que salen con un nuevo despropósito, una incongruencia, un fallo de guión, una muerte en absoluto oportuna... pero sigo viéndola. Es una especie de masoquismo involuntario. El caso es que ayer comenzó la segunda mitad de la tercera temporada, o lo que es lo mismo, el cuarto volumen de la serie: Fugitives.

Lo primero que queda claro tras verle es que han querido volver al principio de la serie, con los personajes haciendo lo que hacían en el episodio 1. Obviamente las cosas van cambiando a lo largo del capítulo, pero esta vez parece que todo marcha con lógica. Los personajes hacen lo que se espera de ellos, la trama, aunque simple, es comprensible y no una gran estupidez como la del volumen 3. Admito que es un riesgo echar las campanas al vuelo con esta serie, así que no lo haré, pero para los que se quedaron asqueados con Villains, intentad darle otra oportunidad. Al menos yo creo que les he cogido demasiado cariño a los protagonistas y me conformo con poca cosa, porque si no hacia tiempo que habría dejado de lado esta producción, como me pasó con Prison Break.